A casi 2500 metros de altura se encuentra esta mágica ciudad que no solo tiene un valor en sí misma por su historia milenaria y su particular arquitectura, sus alrededores hacen que sea el punto de partida para recorrer paisajes inimaginables. Vertice Travel tiene todas las indicaciones para vivir un viaje inolvidable.
La característica iglesia blanca, el museo arqueológico del padre Gustavo Le Paige con momias y piezas prehispánicas, la plaza de armas, y las calles de tierra con casas de adobe hacen de San Pedro de Atacama un pueblo acogedor, que tiene todo lo que se necesita para tener una grata estadía, salir a recorrer sus alrededores y conocer su historia.
La organización es fundamental al momento de viajar a San Pedro de Atacama. Hay una infinidad de lugares para visitar, distancias largas que recorrer y diferentes horarios para pasear por cada lugar; por esta razón la asesoría de Vertice Travel resulta tan valiosa para sacarle partido al tiempo disponible.
El Valle de la Luna es un imperdible de la Cordillera de la Sal, pero tiene un recorrido previo. Este comienza en la tarde, descubriendo rincones del desierto como la duna mayor, el anfiteatro, las tres Marías y el mirador piedra del coyote, donde el árido paisaje con diferentes tonos de café se pierde en el horizonte. Finalmente, se disfruta del atardecer frente a la Cordillera de los Andes a 2.600 metros de altura.
Si se trata de experiencias irrepetibles, la que se vive en la Laguna Cejar es así de especial. Dentro del área está la Laguna Piedra, donde la alta salinidad de sus aguas cristalinas hace flotar sin esfuerzo. Sus alrededores combinan el color blanco de la escamosa sal del suelo, el turquesa del agua y el rosado de los flamencos que posan sin problema para las cámaras de maravillados turistas.
Madrugar en San Pedro de Atacama sin duda tiene recompensa. El tour hacia los Géiser del Tatio, contempla cerca de hora y media de camino en vehículo y hay que llegar al lugar antes de terminar la noche, porque ver las fumarolas de vapor al amanecer es un espectáculo único en la vida. Cuando la luz comienza a aclarar el extenso terreno se pueden apreciar las sombras que emanan desde la tierra como nubes hacia el cielo. Luego se ve el paisaje completo, las grietas, el agua en su punto de ebullición, matorrales, cactus y desierto.
Después del sobrecogedor espectáculo de la naturaleza, de regreso hacia San Pedro de Atacama se pueden hacer diferentes paradas: un bofedal donde se retiene el agua de las precipitaciones del altiplano y los flamencos, guanacos, zorros y otros animales nativos aprovechan para alimentarse; el humedal de Putana donde se puede admirar uno de los volcanes más activos de la zona; y el pequeño pueblo de Machuca, donde se pueden adquirir productos típicos del lugar.
Si aún hay capacidad de resistir a la altura, el viaje a las lagunas altiplánicas es un recorrido espectacular en el que se pueden conocer los pueblos de Socaire y de Toconao, donde el Valle de Jere es la prueba de que puede haber un oasis en el desierto y se pueden cultivar frutas y verduras. Pasando los 4.000 metros de altura se llega a las lagunas Miscanti y Miñiques donde se tiene una vista privilegiada a los volcanes del área, como el Láscar que está activo y, generalmente, mantiene visible una fumarola.
El clima en San Pedro de Atacama es normalmente caluroso, pero las temperaturas bajan al caer la noche, sobre todo en zonas de mayor altura, donde el fuerte viento también se mantiene presente. Durante el verano se vive el invierno boliviano que puede acarrear intensas precipitaciones sobre la ciudad y sus alrededores. El equipo de Vertice Travel está comprometido con ofrecer un servicio de asesoría integral que permita organizar un viaje sin contratiempos.
