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26
Ago

Patagonia Norte: La Carretera Austral desde Villa O’Higgins a Futaleufú

Un recorrido por nuestra selección de esta ruta patagónica, con lo mejor en destinos de aventura para caminar, navegar y disfrutar de los más escénicos paisajes del fin del mundo.

Por Francisca Gálvez V.

El punto de partida de esta ruta por los mágicos y desolados paisajes australes será la aldea de Villa O’Higgins, en el corazón de Los Andes Patagónicos, conocida como el inicio -o término- de la Carretera Austral y un paraíso del turismo aventura, rodeada de lagos, ríos y montañas.

A 150km hacia el noroeste encontraremos la fotogénica Caleta Tortel, uno de los pueblos más bonitos del sur chileno. Al fondo del golfo de Penas, junto a la desembocadura del río Baker –el más caudaloso de Chile- Tortel está enclavado en un desmembrado territorio entre los campos de hielo; hace no mucho el acceso era posible únicamente por el mar. Al llegar a la caleta, nos recibe un pintoresco conjunto de casas que se extienden por la orilla del fiordo, muchas construidas en palafitos sobre el agua y otras sobre una ladera selvática. Su principal particularidad es que no tiene calles ni autos: se atraviesa enteramente a pie por los ocho kilómetros de pasarelas construidas en madera de ciprés. Un lugar fuera del tiempo, con pocos turistas y habitantes de una amable hospitalidad.

Tomando la carretera nuevamente hacia el norte, aparecerá la ciudad de Cochrane, capital de la Provincia Capitán Prat y su principal centro urbano. Es también la puerta de entrada a la Reserva Nacional Tamango, una pequeña joya de la Patagonia, famosa por la presencia del huemul; donde vale la pena recorrer sus senderos que se adentran en los bosques y la estepa patagónica, con las montañas de la sierra Esmeralda y el lago Cochrane en el trasfondo.

La próxima parada obligada será el Parque Nacional Patagonia –parte de la “ruta de los parques”- donde valles inmensos, moldeados por el río Chacabuco, forman un corredor natural transitado desde tiempos ancestrales por etnias nómades. Escenario de grandes estancias ganaderas, hoy los pastizales se han ido recuperando del sobrepastoreo y albergan uno de los niveles de biodiversidad más altos de Aysén. Este parque es estepa patagónica en todo su esplendor; cordones montañosos, bosques de lengas y ñirres que se tiñen de rojo en otoño, más decenas de lagunas y espectaculares lagos.

Hacia el oeste -con 1 millón 700 mil hectáreas- el Parque Nacional Laguna San Rafael es el más grande de Aysén, e incluye la totalidad de los Campos de Hielo Norte, que dan origen a innumerables canales y lagunas. Aquí es imperdible hacer una navegación para adentrarse en los glaciares y avistar la fauna local, que incluye una gran variedad de aves, como el espectacular albatros de ceja negra. También se pueden observar toninas, lobos y elefantes marinos.

Retomando la ruta hacia el norte aparecerá el enorme lago General Carrera -el segundo más grande de Sudamérica- con sus aguas turquesa siempre onduladas por el viento, y en cuya orilla sur nos recibirá Chile Chico, uno de los poblados más antiguos de la región, que destaca por sus paisajes de contraste entre áridas pampas, valles “lunares” y bosques de lengas; además de un interesante microclima que permite el cultivo de especies típicas de la zona central, como las cerezas; por lo que también es conocido como “Sol de la Patagonia”.

Bordeando el lago hacia Puerto Guadal y enfilando al norte, se llegará a Puerto Río Tranquilo (en unas 3 horas 30 min). Este es el punto de partida para embarcarse hacia el Santuario de la Naturaleza Capilla de Mármol, conformado por espectaculares cavernas esculpidas en medio del lago; y que se pueden disfrutar mejor en kayak, deslizándose en silencio por sus túneles y recovecos para absorber la inmensidad de sus techos abovedados, las texturas de la roca erosionada y sus tonos azulados y grises.

La Villa Cerro Castillo, emplazada en el valle del Río Ibáñez, toma su nombre del magnífico cerro que se alza como una fortaleza sobre ella. Es la puerta de entrada para la ruta de trekking que atraviesa el Parque Nacional Cerro Castillo, por impresionantes paisajes de ventisqueros encumbrados, lagunas de intensos azules y bosques de lengas. Su belleza natural y su cultura arqueológica lo convierten en uno de los más interesantes y bellos recodos de esta parte de la Patagonia, al mismo tiempo que conserva el patrimonio de los antiguos tehuelches, en sitios como el “Paredón de las Manos”.

Coyhaique nos espera 95kms más al norte, la ciudad más importante de la Carretera Austral, ubicada a los pies del cerro Macay, y punto de partida para visitar numerosos atractivos cercanos, como el Parque Nacional Queulat (130km hacia el norte), ícono importante de la región por su famoso ventisquero colgante, al que es posible avistar de cerca adentrándose por sus lindos senderos.

Muy cerca de ahí hacia el oeste, al final del fiordo de Puyuhuapi, nos encontraremos con el poblado del mismo nombre, un lugar muy especial donde se mezclan las culturas chilota y alemana, desplegando una arquitectura única, enclavada en un paisaje de cuento. Recomendamos caminar por sus pintorescas calles y lo mejor de todo, disfrutar de sus aguas termales, que serán un complemento perfecto de relajo y descanso para nuestro viaje.

Continuamos 190kms hacia el norte, pasado Puerto Ramírez, hacia el último punto de nuestro recorrido: el poblado de Futaleufú, que toma su nombre del imponente río considerado como uno de los tres mejores del mundo para practicar rafting, y escenario ideal para los amantes del kayak. El “Futa” desemboca en el lago Yelcho y es también un paraíso para los pescadores con mosca. Futaleufú, zona tehuelche por excelencia, es territorio de caballos, mate y gauchos chilenos, con un establecido turismo rural y buena oferta de cabalgatas y senderismo.

Aquí termina nuestra travesía por este extenso territorio del sur del mundo, la espectacular Patagonia chilena, con su mega diversidad de paisajes, cultura, flora y fauna; que ofrece a sus visitantes una gama incomparable de aventuras y deslumbres.